¿Cómo hacemos que se entienda qué es la derecha?

¿Cómo hacemos que se entienda que el resultado de que la derecha, cuya expresión política es Juntos, vuelva a consagrarse en el poder significa poner en riesgo el futuro democrático de nuestro país y una parte importante de los derechos que aún sobreviven en nuestra sociedad, ni que hablar de los ingresos de nuestra ciudadanía que, sin pandemia, en sólo 4 años, 2015- 2019, perdieron más de 20% de su poder?

¿Cómo hacemos que se entienda que el resultado de las PASO no se debió únicamente a errores del gobierno, a la influencia de los medios de comunicación o porque, como dicen algunos, se abandonó “la doctrina peronista”, sino que también fue consecuencia de la angustia que la derecha se encargó de cosechar mientras Macri fue presidente y que hoy recolectó frente a ese sentimiento de desesperanza, de no poder llegar a fin de mes, a comprarse ropa, ni que decir a cambiar el auto por un 0KM?

El voto hacia Juntos no fue a un proyecto político sino a la apatía de la derecha que hace eco y se alimenta de la angustia.

¿Cómo hacemos que se entienda que los grandes cambios estructurales no llegaron a concretarse definitivamente durante los gobiernos peronistas de Néstor y Cristina, tal vez por falta de una mayor decisión política, pero también porque los grupos de poder que se expresan a través de la derecha nunca se lo permitieron?

¿Cómo hacemos que se entienda que el voto hacia Juntos no fue a un proyecto político sino a la apatía de la derecha que hace eco y se alimenta de la angustia?

¿Cómo hacemos que se entienda que detrás de los personajes construidos por el marketing, la política del entretenimiento y el show mediático hay un culto a los totalitarismos, a las políticas de exclusión, a la destrucción de los derechos conquistados y al retorno a políticas de Estado que se apoyan en discursos de odio?

Que no tengan la esvástica tatuada en el pecho no implica que hayan dejado de ser homofóbicos, transfóbicos, xenofóbicos y misóginos.

¿Cómo hacemos que se entienda que los medios de comunicación han tenido un papel superlativo trivializando a una derecha que históricamente se ha caracterizado por el exterminio de las disidencias y que aparenta ser una versión adulterada de Heidi?

¿Cómo hacemos que se entienda que por más de que los dirigentes de esta derecha no tengan el carisma, la fuerza, la retórica de aquellos personajes de antaño, de que no propongan movimientos de masas para encuadrar a toda la sociedad o no tengan la esvástica tatuada en el pecho no implica que hayan dejado de ser homofóbicos, transfóbicos, xenofóbicos y misóginos?

Hay un culto a los totalitarismos, a las políticas de exclusión, a la destrucción de los derechos conquistados.

¿Cómo hacemos que se entienda que la derecha no es la alternativa y que es urgente pensar en cómo contener a una clase media para que pueda sentirse parte de un proyecto colectivo de país en el que pueda realizarse y no crea que es el último orejón del tarro porque las políticas hace mucho tiempo que vienen orientadas únicamente a los sectores con mayores necesidades?

¿Cómo hacemos que se entienda que la derecha, aquella que defiende la ortodoxia económica, la teoría del derrame, la meritocracia y el «sálvese quien pueda», ubica como principal destinatario de sus mensajes a un sector de las juventudes para tentarlos a defender ideas vetustas disfrazadas de progresismo mediante la interacción que posibilitan las redes sociales?

Aún no se perdió nada, solo fue un tirón de orejas para que el gobierno reaccione.

¿Cómo hacemos que se entienda que estamos frente a una derecha que se ha aggiornado y utiliza el lenguaje y un estilo populista, que sustituyó la temática racial por una agenda que toma conceptos como libertad, justicia y republicanismo, pero en paralelo adopta unos rasgos provocadores y antisistema gracias a la posibilidad que le ofrece las nuevas tecnologías?

¿Cómo hacemos que se entienda que la derecha no es disruptiva y que solo el peronismo puede luchar contra el poder?

¿Cómo hacemos? No lo sabemos. De lo que sí estamos seguros es que acá aún no se perdió nada y solo fue un tirón de orejas para que el gobierno reaccione, vuelva a enamorar y sincere la compleja realidad social que afecta al 60% de nuestra población vulnerable para ganar en noviembre y las mayorías populares tengan condiciones de vida digna y puedan ser aquello que se propongan.

*Antonio Colicigno es Magíster en Políticas Sociales.

**Mauro Brissio es Magíster en Comunicación.