26 abr. 2024
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Chatarra espacial: una constelación de basura rodea al planeta Tierra


Desde herramientas perdidas por astronautas hasta piezas que se liberan de un satélite obsoleto, 9 mil toneladas de desechos metálicos orbitan alrededor del mundo. En algunos años más ¿podremos mirar al cielo y ver las estrellas?


A diario generamos toneladas de residuos, pero no solo en la Tierra. En el espacio también se acumulan miles de fragmentos y objetos de antiguas misiones espaciales. Se trata de la llamada "basura espacial" y es uno de los asuntos “más urgentes”, según la Agencia Espacial Europea (ESA).


“Es todo aquello que tenemos en órbita en el espacio y está fuera de uso, porque no funciona o ha terminado su vida útil. Los residuos suelen estar esparcidos en la órbita a donde ha sido enviada, pero algunas que están mucho más concurridas que otras, incluso al borde del colapso”, explica Salvador J. Ribas, director científico del Parc Astronòmic Montsec (PAM).


Desde 1957

La basura espacial se multiplica 

Desde el comienzo de la era espacial en 1957 se han lanzado toneladas de cohetes, naves e instrumentos al espacio. Al principio se dudaba sobre qué hacer con ellos al final de su vida útil.


El resultado: el número de desechos peligrosos no ha dejado de crecer.


La ESA calcula que actualmente hay en el espacio más de 26.000 objetos, de los cuales solo 2.800 tienen alguna función. El resto son desechos sin ninguna utilidad, muchos de ellos muy pequeños pero que, debido a la velocidad que desarrollan, pueden causar daños en satélites o naves espaciales.



La mayor parte de esta basura espacial acabará entrando en la atmósfera terrestre. Al igual que ocurre con una estrella fugaz, estos restos se desintegran en su recorrido hacia la Tierra. Pero eso no siempre ocurre.


El último ejemplo es de hace unas pocas semanas. Los escombros del cohete chino Long March-5B Y2 (un enorme cohete de 20 toneladas) terminaron cayendo en el Océano Índico la noche del 8 de mayo. Pero la incertidumbre del lugar se mantuvo hasta el último momento.



Peligros de la basura espacial

Observación del cielo 

No es el único problema que plantea la basura espacial. “Estos objetos son peligrosos porque pueden impactar con otros equipos que estén prestando un servicio. Hay unas órbitas de mayor demanda, como la órbita geoestacionaria, en la que se observa de manera continuada un mismo sector de la Tierra. También es donde se encuentran los satélites meteorológicos. Aquí la acumulación cada vez es mayor, pero no es la única franja que está saturada. Lo mismo pasa en algunas órbitas bajas, donde se suelen poner los satélites de comunicación”, señala el responsable del PAM.


Ribas se refiere a proyectos como los satélites Starlink de Elon Musk, que pretende crear una constelación de satélites de internet para ofrecer banda ancha a sus usuarios.


Según un estudio publicado en la revista Monthly Notices of Royal Astronomical Society, en el que han participado investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela, la cantidad de objetos que orbitan la Tierra podría elevar el brillo general del cielo nocturno en más del 10 % por encima de los niveles de luz natural en una gran parte del planeta.


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Un cohete SpaceX Falcon 9 con 60 satélies Starlink se lanza desde la plataforma 40 en la Estación de Cabo Cañaveral. EP

“Estos satélites reflejan parte de la luz del Sol y de noche habría una nueva presencia de luz en el cielo. Esto significa que, ni en los rincones más oscuros del planeta, podríamos observar el cielo correctamente, de acuerdo con los requisitos de la Unión Astronómica Internacional”, apunta Ribas.


La solución es compleja. Un remedio, reducir el número de misiones que se lanzan cada año al espacio. Otra opción es acelerar el proceso de desintegración: provocar que vuelvan antes a la Tierra y así evitar que estén más tiempo pululando por el espacio. La tercera y la más respetuosa con el medio ambiente pasaría por recoger la basura espacial.


“Sería lo ideal. Ahora mismo, hay proyectos que plantean esta opción, pero no son viables técnicamente y, por tanto, económicamente son inasumibles”, concluye el director científico. Al menos, de momento.

10 mar. 2022, by: FM 98.3

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