Eso somos, mestizos
Aquí somos todos lo mismo, somos todos mestizos hispanoamericanos y está bien, no estamos interesados en sus discusiones racistas mal disimuladas en un “indigenismo” que nace de los laboratorios de pensamiento en Inglaterra y los Estados Unidos.
Este es un afiche del peronismo en conmemoración de lo que se llamaba en 1948 y hasta no hace mucho el Día de la Raza, hoy rebautizado por el progresismo anglosajón antihispano de otro modo. Y aquí vemos la exaltación del mestizaje, una realidad fáctica de nuestra América que los racistas del progretariado pretenden negar.
Sí, negacionistas y racistas. Negacionistas porque niegan la realidad material del subsuelo de la patria donde el europeo, el originario americano, el árabe y el africano se mezclaron y se siguen mezclando con quienes llegan de Oriente. Eso somos, mestizos en la armonía propia de la sangre mezclada.
Y racistas, claro, los progresistas son profundamente racistas al ver blancos por un lado y aborígenes por el otro. Nos quieren segregar, quieren que seamos como los yanquis que no abrazaron el mestizaje y ahora tienen una sociedad fragmentada, segregada y llena de líos en consecuencia. Racistas, son racistas por izquierda que pretenden importar ideológicamente una rosca que no es la nuestra.
Los americanos somos mestizos, señores, no discriminamos por raza porque somos todas las razas mezcladas. Aquí no hay europeos, no hay africanos ni hay originarios, ya hemos pasado todos por el crisol y solo hay hispanoamericanos, hablamos castellano y somos mestizos.
No tenemos vergüenza de serlo, sino todo lo contrario. Sabemos que en el encuentro de los diferentes está nuestra fuerza, nuestra raza son todas las razas. Olvídense, las perversiones que aprendieron de los anglosajones no van a prender jamás en la Argentina. Somos lo que somos y orgullosos de lo nuestro.
El progresismo está furioso porque se encontró con un límite. Adoctrinado por el anglosajón en la Leyenda Negra, el progre intentó negar la raíz hispana y el mestizaje de los americanos, pero ahí nomás fue frenado en seco por el buen sentido común popular.
El progretariado quiso introducir el racismo en estas latitudes mediante una narrativa muy insidiosa: la de que en América el hombre español solo hizo el mal. Sin lugar a dudas que hizo el mal, lo hizo en la misma medida que hicieron los franceses, los portugueses, los holandeses y, por supuesto, los ingleses, quienes hicieron el mal en cantidad industriales por todo el mundo.
Entonces España es el cuco y deberíamos tener vergüenza de ser hispanoamericanos, de hablar castellano y, en fin, de no ser otra cosa. ¿Se ve? Es racismo nomás, es un partir de la premisa de que nacimos del mal y por eso somos inferiores.
